En el mundo de la psicoterapia, la emergencia1 se refiere a la aparición de nuevas formas de pensar, sentir y comportarse que surgen de las interacciones terapéuticas. Este fenómeno, similar al concepto biológico de emergencia, es el motor de la trasformacíon en el proceso terapéutico. A continuación, exploraremos como este proceso se manifiesta en la terapia humanista, brindando una comprensión profunda de su impacto en la salud mental.
La palabra emergencia proviene del latín «emergere«, que significa «surgir» o «salir a la superficie». Este acto de emerger refleja cómo algo previamente oculto o en desarrollo se vuelve visible y notable. Ese algo existía previamente aunque estaba oculto a la conciencia. Podemos decir que era inconsciente o que estaba velado.
Algo oculto surge y se transforma en visible y notable
Las sesiones iniciales pueden parecer simples, enfocándose en identificar patrones de pensamiento o comportamientos específicos. Sin embargo, estas intervenciones iniciales son las semillas de un cambio profundo. En las primeras sesiones, el terapeuta busca identificar los patrones de pensamiento y comportamiento que limitan al paciente.
La paciencia es indispensable para que los cambios sean profundos y significativo.
A medida que se desarrolla la relación terapéutica, las interacciones complejas entre terapeuta y paciente crean un entorno propicio para la emergencia. La terapia no es lineal; cada sesión, cada insight, se entrelaza para fomentar la transformación. Cada sesión terapéutica aporta un nuevo elemento al proceso de cambio, creando un entorno dinámico y propicio para la emergencia.
La emergencia se manifiesta cuando, en un punto del proceso, el paciente experimenta un cambio significativo. Este puede ser un momento de claridad, un «ajá», donde todos los pequeños cambios convergen en una transformación notable. El terapeuta observa cómo los pequeños cambios acumulativos se consolidan en un momento de claridad, transformando significativamente al paciente.
1 El concepto de emergencia se ha utilizado fundamentalmente en biología para describir las transformaciones estructurales de determinados organismos en la evolución de las especies. No es tan habitual su uso en psicología o psicoterapia, pero describe perfectamente el fenómeno gestáltico del «darse cuenta» o insight, aunque desde una perspectiva más estructural.